4 sept 2008

DIA 8 (2/4) El Parque Memorial de la Paz

El 6 de Agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana explotó sobre el cielo de Hiroshima la primera bomba atómica lanzada sobre población civil (hasta entonces era la segunda que detonaba en todo el planeta). Milésimas después de la detonación (a 650 metros de altura, para maximizar el daño), una bola de fuego con temperaturas de 4000ºC, similar a las de la superficie del Sol, y presiones de varias toneladas por m2 arrasaron y volatilizaron a cualquiera que se encontrase en un radio de kilómetro y medio del hipocentro (punto del suelo debajo del lugar de la explosión, muy próximo a la cúpula de la A-bomb).

Maqueta de la destrucción provocada por la bomba en el museo de Hiroshima

Antes de que pasara un segundo, ya habían muerto unas 80.000 personas. La onda expansiva destruyo todo en un radio de 2,5 kilómetros, y vientos de más de 800 km/h que arrancaban madera y cristales y los lanzaban como proyectiles, devastaron la ciudad. Los incendios se propagaron, muchas personas quedaron ciegas de por vida por el resplandor de la explosión, y los efectos de la radiación siguieron sumando victimas durante años. Al final del 1945 se calcula que habían muerto 120.000 personas.

Esto quedó en las inmediaciones de la explosión, nada

Hiroshima fue un importante objetivo militar durante la guerra, pero la bomba fue arrojada sobre la población civil, persiguiendo el mayor daño posible, no sobre los cuarteles del ejército, a casi 3 kilómetros del lugar del hipocentro. Los americanos esperaron a las 8 de la mañana, cuando se abarrota el centro de gente que entraba a trabajar a las 7, y de niños que entraban a las escuelas, aunque había amanecido a las 5 de la mañana, y se podían haber salvado muchísimas vidas de haberse lanzado la bomba dos horas antes. Con este acto se violaron numerosas leyes internacionales, este crimen de guerra aún no ha sido condenado o castigado propiamente, es más, en muchas ocasiones se ha dicho que las bombas atómicas detonadas sobre Hiroshima y Nagasaki salvaron numerosas vidas en ambos bandos, al propiciar la rendición de Japón, evitándose una invasión por tierra. Pero para entonces, incluso EE.UU. estaba al corriente de que Japón ya estaba a favor de una rendición negociada, pero los bombardeos eran inevitables, pues los americanos necesitaban justificar el enorme coste del Proyecto Manhattan, e intimidar a los soviéticos.

Una visita al Parque Memorial de la Paz, es realmente interesante y conmovedora, con varios puntos de interés. En línea recta después de entrar por la parte Sur al parque, tienes el Museo Conmemorativo de la Paz, el cenotafio (literalmente “tumba vacía”, erigida en memoria de las víctimas), la Llama de la Paz (la cual no se extinguirá hasta que no exista armamento nuclear), y la cúpula de la A-bomb.

Vista del parque desde el museo

Este fue el edificio más cercano al hipocentro que quedo en pie, era un símbolo de la ciudad antes de la bomba, y su estructura ha quedado como recuerdo de aquel día.

Cúpula de la A-Bomb (Gembaku dome)

En el parque también hay un monumento dedicado a los niños que murieron como consecuencia de la bomba, es muy conocida la historia de Sadako, una niña a la cual diagnosticaron leucemia 10 años después de la explosión. Una amiga le dijo que si conseguía doblar 1000 grullas de papel, se recuperaría, pero no lo logró. Sus compañeros de colegio siguieron doblando por ella, y muy pronto les siguieron los niños de todo Japón. En este monumento hay miles de grullas que van depositando los viajeros, nosotros también contribuimos doblando una grulla cada uno.

La grulla de Lolo

Por último, visitamos los dos museos del parque, el primero es gratuito y bastante nuevo, el Salón Nacional Conmemorativo de la Paz, un lugar dedicado al agua, ya que muchos de los que quedaron malheridos murieron pidiendo agua, incluye testimonios de las víctimas. El segundo es el Museo Conmemorativo de la Paz, la entrada son unos simbólicos 50¥, y cuenta con una escalofriante colección de fotos y objetos como tejas o pilas de monedas que quedaron fundidas por el calor, la radiografía que dejó una persona sobre unos escalones al morir volatilizada, ropas, etcétera. También cuenta con maquetas que detallan la destrucción, y explicaciones sobre el funcionamiento de las armas atómicas. Además es bastante crítico con el militarismo Japonés que le llevó a la Segunda Guerra Mundial, y con la posterior escalada armamentística del resto de países que poseen arsenal nuclear hoy en día. Es una visita que nos impresionó, tras la cual uno queda emocionado y completamente posicionado en contra del armamento nuclear.

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