Ya en Ryogoku, nos dirigimos al estadio de sumo (Ryogoku Kokugikan). Este estadio es el más importante de Japón, de las 6 grandes competiciones anuales, 3 se celebran aquí. Los torneos se celebran los meses impares, y duran dos semanas: Enero, Mayo y Septiembre (Tokyo), Marzo (Osaka), Julio (Nagoya) y Noviembre (Fukuoka). Como hay combates durante todo el día, no es difícil conseguir entradas, sobre todo para los combates mañaneros. Al final del día se programan los combates estrella de la jornada.
A primeros de Agosto, aquí no hay absolutamente nada, en el estadio hay un pequeño museo gratuito de una sola sala, y la verdad que la visita hubiese sido una completa pérdida de tiempo salvo por dos cosillas que hicieron que no nos arrepintiésemos de venir hasta aquí.
Al fondo de la sala-museo, una puerta con un cartel rojo y algo escrito (suponemos que diría "no pasar") nos invitaba a todo lo contrario. Pablo y yo nos aventuramos y nos encontramos dentro de las instalaciones del estadio, subimos unas escaleras, sorteando al personal de limpieza, con sutiles habilidades ninja (silenciosos y mortales), en un momento nos encontramos en las gradas del estadio, con vistas al círculo de arena donde pelean los luchadores de sumo, con todo iluminado.
Tras sacar unas fotos nos volvimos por el mismo camino sin que nadie nos viera, y recogimos a Lolo que aún andaba por el museo. Solo por esto ya había merecido la pena la visita al estadio, y además a la salida nos encontramos a un luchador de sumo, con el que nos hicimos una foto (este debe de ser de los más pequeños).
Todo el atractivo turístico del barrio de Ryogoku se encuentra alrededor del Sumo, hay una avenida decorada con estatuillas de luchadores de sumo, y multiples escuelas de sumo (beya), reconocimos alguna por tener una gran mano encima de la puerta.
Leimos en nuestra guía que los luchadores de sumo se alimentan a base de un cocido hipercalórico llamado chanko nabe, y que en el barrio hay diveros locales en los que se puede probar. Preguntamos en varios sitios, y un amable señor nos indicó todos en donde podíamos probar, aunque nos comentó que generalmente solo lo preparan por las noches, y que a esta hora nos iba a ser complicado. En todos los sitios nos dijeron que no, salvo en uno, que debieron de entendernos mal y acabamos comiendo shabu-shabu (aunque no el de ternera), mereció la pena porque nos metieron en un cuartito individual, y nos trajeron un calderillo por donde ibamos pasando las verduras y la carne, no es lo más delicioso que probamos, pero no estaba mal y nos salio muy barato, unos 1000¥ entre Pablo y yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario