En el propio alojamiento nos dieron un programa de eventos del Gion Matsuri (en japonés), del que interpretamos que habría algo a las 6 de la tarde. Las celebraciones del festival se dan alrededor del santuario Yasaka-jinja y de Shijo-dori (avenida Shijo), en el barrio de Gion. Nosotros vimos un multitudinario desfile de gente vestida con todo tipo de trajes históricos, tradicionales y festivos, da la impresión de que si tu mismo te vistes convenientemente, te puedes poner a desfilar.
La gente abarrota el Yasaka-jinja
El desfile es largo, y nos movemos antes de que quiera hacerlo la multitud que abarrota las calles, luego nos lo cruzaríamos por otras calles de Gion. Si este barrio es conocido por algo, es por las geishas, con las que te puedes cruzar cuando van de camino o de vuelta de su trabajo en locales del propio barrio, o de Pontocho, al otro lado del Kamo-gawa (río Kamo). El barrio también es excepcional por algunas de sus calles, que son de visita obligada, como Shirakawa Minami-dori y las calles que la cruzan. Esta visita tiene especial encanto a última hora de la tarde o por la noche, cuando el barrio se convierte en centro de ocio.
Una calle de Gion por la nocheAl otro lado del río, el callejón de Pontocho con sus incontables restaurantes también merece una visita. El centro urbano con edificios más modernos y grandes neones se encuentra a solo un paso, callejeando entre galerias comerciales encontramos un sitio para enfrentarnos por primera vez a la comida japonesa, lo elegimos al azar y pedimos casi lo que nos indicaron, unos curry-udon con cerdo (los udon son fideos gordos), deliciosos y extremadamente picantes. Como nos quedaba a tiro de piedra, volvimos para dar otra vuelta por Gion y Pontocho, y allí nos encontramos a unas geishas, que asomaban a la puerta de un restaurante. Ya agotados, nos volvemos para descansar en nuestros poco confortables futones.
Geishas en un restaurante de Pontocho
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